NUESTRO PERRO

Seguramente no habrá ninguna otra raza canina tan incrustada en nuestro bagaje cultural y con tanto peso específico en el desarrollo histórico-económico de nuestro país, como el  mastín español. Tenemos datos de su presencia entre nosotros anteriores a la invasión romana, siendo ya entonces el encargado de permitir que llegasen a buen fin las explotaciones pecuarias, ante la presencia de los predadores naturales, sobre todo el lobo y el oso.

Es en la Edad Media, con Alfonso X el Sabio, que es ponderada su importancia al estar regulada por las normas jurídicas que contemplan a La Mesta. La producción lanar de la oveja merina en la forma de pastoreo conocida como  trashumancia, es tan importante en aquella época, que es gracias a ella que España consigue ser entonces la mayor potencia económica mundial.

Esto explica la importancia dada a los buenos cuidados y la alta selección de los mastines para el desempeño de su labor guardiana.

Este pasado cierto, junto con sus leyendas y mitos, lo hacen en especial atractivo, siendo una reliquia que tenemos la suerte de poder disfrutar hoy en día.

En la actualidad, perdida su labor trashumante y tras sufrir un largo periodo de olvido, sigue siendo el paradigma del buen guardador, siendo utilizado con rebaños estantes y en la guarda de fincas y casas.

Su impresionante presencia, junto con el equilibrado control de su poderío, lo hacen ideal para conjugar las labores de guarda, con la dulzura en la convivencia con sus dueños y en especial con los niños.

El afijo VALDEJERA está integrado en la A.E.P.M.E, (Asociación Española del Perro Mastín Español), y acepta plenamente los compromisos y requisitos exigidos en su Plan de Cría. Por ello sus camadas son controladas y tatuadas por dicha asociación. Esto es así como parte de la seriedad y el compromiso con la mejora de la raza y con los propietarios de ejemplares de este afijo.

Nuestros esfuerzos se dirigen exclusivamente a esta raza ya que las peculiaridades y dificultades que su crianza responsable conlleva, nos  exigen una plena dedicación. Actualmente estamos consiguiendo notables resultados con nuestros sementales, en los que se conjugan las genealogías más representativas de los últimos años en el panorama mastinero. A ello añadimos un mimo exquisito en el  tratamiento y manejo de nuestros ejemplares, tratando de aplicar desde su nacimiento los criterios de socialización e integración en la manada y nuestra familia, con el fin de garantizarles un carácter equilibrado en el futuro.

Tratamos, en definitiva, de acercarnos al perro descrito en el standard racial de la F.C.I., aplicando criterios rigurosos de selección con el deseo de aunar en nuestros ejemplares tipicidad, carácter y estructuras.

En esta búsqueda del mastín ideal, en ocasiones nos topamos con problemas morfológicos de índole genético, en parte patrimonio de las razas llamadas gigantes, en parte debidos a un no tan lejano pasado en que prácticamente fue ignorado y sufrió un importante abandono en su selección.

En el caso de aparición de problemas genéticos que lleven a apartar alguno de nuestros ejemplares de la reproducción o bien no puedan incorporarse al Plan de Cría de la AEPME, lo restituiremos por otro ejemplar de similar categoría. En el improbable caso de no llegar a un acuerdo en este sentido, nos remitiremos a la Comisión de Crianza de la AEPME y asumiremos su decisión.

 Elegir un ejemplar de esta raza como el perro con quien vamos a convivir es algo que ha de hacerse con suficiente información y reflexión sobre las características que le rodean.

Sin duda es una raza que impacta por su poderío y su porte. Esa sensación de fuerza y nobleza difícilmente la encontraremos, con esa magnitud, en otra raza.

La convivencia es muy fácil, dado que no demanda un cuidado excesivo ni una atención intensiva. Sus necesidades básicas se cubren fácilmente con una alimentación conveniente y agua a discreción. Por supuesto necesita espacios abiertos para que su potencial pueda recrearse y su tono muscular y vital sean los adecuados. La relación con nuestro mastín español cada día nos aportará más satisfacciones y descubriremos gratamente que merece la pena compartir parte de nuestro espacio y tiempo con él. Siempre recibiremos más de lo entregado.

No obstante es necesario saber que por tratarse de  una raza gigante podemos encontrarnos en su desarrollo una serie de problemas inherentes a ellas. Su periodo de crecimiento ha de ser vigilado con especial cuidado, ya que al ser este tan explosivo y espectacular, una deficiencia sufrida durante algún tiempo puede acarrearle problemas en su conformación osteo-muscular en el futuro.

La elección de su alimentación y las características del terreno donde vivirá son, probablemente, las decisiones de más trascendencia ante el crecimiento de nuestro cachorro.  

                  

Los problemas habituales en las razas gigantes tienen su protagonista estrella en la displasia de cadera. Por supuesto el mastín español no está libre de su aparición. Siendo este el problema cinófilo en el que más medios se han invertido para su estudio e investigación  a nivel mundial y en todas las razas, es, sin embargo, el que más alta prevalencia tiene. Se debe, sin duda, a que la causa de su aparición no es única. Habiendo un alto componente genético en su transmisión, esta no se debe solamente a un gen, si no a varios y a sus distintas combinaciones. Esto, por supuesto, complica muchísimo la tarea de selección de ejemplares reproductores, ya que sus resultados pueden verse alterados según las características de la pareja utilizada. De igual forma la utilización de ejemplares libres de displasia no garantiza que sus descendientes también lo vayan a ser, ya que puede haber datos de generaciones anteriores que desconozcamos en los que este problema puede estar presente, así como en algún ejemplar de la misma camada que los elegidos. Por supuesto que la selección de ejemplares ha de ir en esa línea de optimización, pero no ha de extrañarnos que los resultados no sean tan rápidos como esperamos.

En este punto, la Asociación Española del Perro Mastín Español (AEPME), contempla actualmente como reproductores válidos para la reproducción a aquellos que no sean calificados como graves. Por supuesto lo óptimo y esperado es que los ejemplares utilizados sean cuanto más  correctos  mejor. Y en esa línea de cercanía al ideal libre irán las futuras normativas reproductoras de AEPME. La explicación a este aparente amplio rango de aptos para reproducción es que, en estos momentos, la realidad de la raza no permite aplicar otras normativas más rigurosas, ya que teniendo en cuenta la extremadamente alta incidencia de displasia en nuestros ejemplares, correríamos el riesgo de poder utilizar solamente como reproductores a perros que quizá no sean capaces de aportar y mantener los rasgos que diferencian a nuestra raza de las demás: los llamados rasgos de tipicidad

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Este difícil equilibrio de corrección y tipicidad es la “madre de todas la batallas”. De nuestra autocrítica y selección depende el futuro de nuestro perro.

Estas reflexiones no pretenden asustar a nadie que haya pensado en incorporar un mastín español a su vida, pero no está demás conocer las circunstancias que rodean a esta raza.

No obstante, estos temas han de inquietar sobre todo a quien se plantea la crianza y no tanto a quien ha de ser simple propietario.

Aunque la necesidad de control de reproductores es incuestionable, muchas veces sorprende la realidad, echando por tierra cualquier lógica en cuanto a los resultados. De esta forma podemos encontrar ejemplares cuya radiografía de displasia de cadera define como graves o muy graves , y cuyo movimiento es absolutamente normal, e incluso a veces, brillante. Y al revés, ejemplares óptimos según los datos radiográficos, pero con unos problemas en su caminar que a veces pueden complicar seriamente su cotidiano desenvolvimiento. Estos casos, por supuesto, aunque los hay, son excepcionales.

Pero lo que le importa realmente a quien convive con un mastín español es que su perro este sano y fuerte, y pueda darse unos paseos cuando lo desee con él, sin ver ningún tipo de dolor o limitación en su amigo. Sea como sea su resultado radiográfico.

Por eso el objetivo de la crianza es conseguir un mastín español cada vez más sano, más fuerte, y con sus rasgos morfológicos y de conducta cada vez más apetecibles y saludables. La felicidad del perro y su dueño deben estar al final de todo esto. No el conseguir un certificado de libre de displasia, sea cual sea el grado de salud real y la presencia o ausencia de los rasgos que ha de tener un mastín español. Ni tampoco el conseguir una larga lista de títulos y campeonatos si nuestro ejemplar solo representa a un tipo de perro enfermo y cobarde, por muy bello que sea.

En fin, esto es un gran reto y no todo está perdido. Seguro que merece la pena el esfuerzo y al final veremos los resultados. Es tan enriquecedor convivir con estos gigantes, que merece la pena dedicarle nuestro esfuerzo a su mejora.

                                     

Este manual informativo es una actualización del escrito originalmente por Dña Mª Luisa G. Sánchez-Arjona, a quien nunca agradeceremos  lo suficiente el apoyo y orientación prestados en el difícil arte de la crianza del mastín español.

A esta incomparable raza canina le debemos muchas satisfacciones. Una de las más grandes, sin duda, el haber podido conocer a una persona tan impresionante como ella.

UN MOMENTO DE ATENCION

Antes de tomar la definitiva decisión de adquirir un mastín, hay que analizar seriamente si no se trata de un capricho pasajero que luego puede tornarse en desagradable incomodidad.

Un mastín, o un perro en casa, no es un juguete que se toma o se deja, incluso se tira. Es un ser adaptado para desenvolverse en el entorno del ser humano, pero que no obstante, requiere ciertas exigencias de afecto, cuidados y espacio vital.

El perro, sobre todo cuando sus instintos fueran adecuadamente educados y desarrollados, nos producirá muchas satisfacciones, pero también requiere para si una cierta dedicación personal por parte de su propietario.

Un perro mal cuidado o efusivamente tratado unos días, mientras  otros es abandonado, tiene muchas probabilidades de acabar siendo un neurótico e ineducable en el futuro.

Antes de comprar su perro, asegúrese de que tiene el lugar adecuado para alojarlo, el tiempo preciso para educarlo y la complacencia de sus familiares y vecinos para aceptarlo.

Con estas condiciones logrará un excelente compañero y, en algún momento, posiblemente su mejor y más desinteresado defensor.

Si tiene hijos, encomiéndeles el cuidado del perro, su aseo, alimentación, paseo etc.

Es sumamente pedagógico para éstos el contacto con el can, y para el perro convivir con sus hijos será, la máxima felicidad.

Deje que jueguen, se hagan a veces daño mutuamente, que se enfaden y se perdonen. Nunca se ha sabido que un mastín haga daño a un niño, pero si muchos de ellos los han defendido dando incluso su vida por ellos.

     

Un perro sano, desparasitado y bien vigilado por su veterinario, ofrece menos contagios que muchas personas, no lo dude.

Por otro lado, más vale que su hijo se aficione al "perro" que al "porro". La amistad y relación que surja entre ellos, será un hermoso recuerdo más que tendrá de su infancia.

 Si sus perros se aparean, o su perra pare, deje que sus hijos vean y observen. Se ahorrarán muchas preguntas y muchas dudas; aclararán muchas cosas de una forma natural, conveniente y hermosa.

EL MASTIN, ANTIQUISIMO PERRO DE GUARDA y DEFENSA.

Raza española reconocida por la Federación lnternacional de Cinofilia y encuadrada en el Grupo 2º ,"Perros de Guarda, Defensa y Utilidad".

Sin analizar hipótesis sobre el origen prehistórico de la raza, los investigadores coinciden que el antepasado original de los perros de gran alzada fue el mastín del Tíbet, perro de proporciones gigantescas que ya fue descrito por Aristóteles.

Igualmente, su fuerza y ferocidad aterradoras, fueron mencionadas por Marco Polo, quien tuvo la oportunidad de ver los perros mastines del Tíbet en la corte del Gran Mogol.

 La antigüedad de la raza no está bien definida. Por sucesivas migraciones, los mastines del Tíbet se desplazaron hacia occidente, creando con el transcurso de los siglos diversas subrazas, aclimatadas a diferentes regiones muy especificas, siendo los más importantes el Mastín Español, el San Bernardo, el Dogo de Burdeos, Perro de Presa Mallorquín (Ça de bou), el Mastín Inglés y el Mastín NapoIitano. En general, son perros de gran alzada, cabeza voluminosa, morro corto y bastante peso, que pueden alcanzar los 90 kgs.

Continuamente los conquistadores españoles de California se sirvieron de mastines. Estos estaban en la nómina militar y tenían el sueldo de un arcabucero, que percibía el dueño del perro.

Los cronistas Fernández de Oviedo y López de Gomara nos refieren que los conquistadores españoles para  cruzar las selvas vírgenes y vigilar los campamentos, tuvieron la ayuda de sus mastines.

Diego de Salazar llevó a las Americas un mastín llamado Becerrillo. Este tuvo un hijo llamado Leoncillo que perteneció a Nuñez de Balboa y fue el primer perro europeo que pudo contemplar el océano Pacífico.

El mastín español es un perro rústico, fornido, de gran simetría, potente y valeroso, que denota en el andar su fuerza y agilidad.

Suele ser manso por naturaleza, busca instintivamente la compañía y las caricias de su amo, no dándose con facilidad a peleas con otros perros. Sin embargo conserva latente la antigua ferocidad de la raza, que se despierta casi instantáneamente tan pronto como es acosado o percibe una amenaza para el dueño, lugares o rebaños cuya custodia se le hubiera encomendado.

 Esta característica es especialmente acusada por la noche, dándose el caso de reacciones agresivas del mastín ante situaciones o personas con  las que durante el día se mantuvo sumiso y apacible.

 La utilización más general del mastín español ha sido como perro de guarda para fincas y rebaños. En tiempos de guerra, dada su fuerza y corpulencia fue utilizado para custodia y arrastre.

 Es perro de gran intuición e inteligencia que admite el entrenamiento para guarda y defensa personal, así como para batidas de caza mayor. Es el único que hace frente al lobo y al oso.

Existe la desafortunada costumbre de cortar a los mastines la cola y orejas. Sin entrar en cuestiones estéticas, nuestra recomendación es que no se le corte ni la cola, por su belleza, ni las orejas por la defensa que suponen contra la lluvia, evitando que el perro contraiga enfermedades en los oídos.

El mastín español está considerado en la actualidad como el perro de la trashumancia.

Se dice que los Celtas y los Fenicios lo introdujeron en España.

Parece ser que también los Romanos lo traían arrastrando material de guerra.

Verdaderamente no se sabe cuando se aposenta el mastín en nuestra península, lo cierto es que en la Baja Edad Media, cuando se establece en España en 1270 el honrado Consejo de la Mesta , por el cual se rige la trashumancia que va desde los montes Cántabro-Astures hasta Extremadura, encontramos ya al mastín acompañando a los rebaños y protegiendo a éstos del lobo.

Según algún autor, el mastín hizo de Castilla un reino, dado que la primera riqueza que Castilla tuvo fue la oveja Merina y ésta no hubiera podido permanecer ni viajar, dada la enorme cantidad de lobos que entonces había, si el mastín español, el gran coloso y señor de los montes, no hubiera estado allí defendiéndola.

En la antigüedad, los grandes señores y reyes se hacían acompañar por mastines, véanse, desde los bajo relieves de Nabucodonosor, hasta el cuadro de las Meninas de Velázquez (en el Museo de El Prado), y la Campana de Huesca, de Casado del Alisal (Museo de Arte Moderno).

En las últimas décadas, el mastín ha permanecido oculto e ignorado, residiendo únicamente en el área rural y ganadera. Entretanto, una ola de perros de razas extranjeras invadieron nuestra península.

En 1980, Dña. Mª Luisa G. Sánchez-Arjona fundó la Asociación Española del Perro Mastín Español, (A.E.P.M.E.), afiliada a la Real Sociedad Canina y reconocida por el Ministerio del Interior, a la que pronto se unieron un buen número de  aficionados que venían criando en áreas más cultas que la ganadera,  y otros, que eran conscientes del grave peligro que corría la raza, ya que a medida que el número de lobos decrecía y la trashumancia no se realizaba a pié, el mastín se hacía menos necesario, por lo que iban criando menos, porque nunca habían tenido posibilidad de comercializar sus cachorros.

Fue en este punto donde la Asociación comenzó su trabajo, consiguiendo que los ganaderos recomenzaran a criar, pero vacunando, desparasitando y alimentando convenientemente.

También se les instó a que documentarán sus perros y aceptaran los cruces que se les indicaban.

La Asociación, apoyándose en medios técnicos, genetistas, veterinarios y en modernos métodos de crianza, comienza a seleccionar la raza buscando buenas líneas de ejemplares en los viejos perros de las montañas, realizando una durísima tarea de investigación en los montes; unas veces en León a bajísimas temperaturas,  con ventiscas, rodeados de lobos y a caballo, otras en las estepas extremeñas con temperaturas de 45 grados.

Se producen así inmejorables cruces y se eleva sensiblemente la calidad de la raza.

Por primera vez, en la Exposición Mundial de Dortmund (Alemania),en 1980, se exhibe una pareja de ejemplares de mastines españoles, que causan gran impacto en la cinofília internacional.

Los japoneses ofrecen cheques en blanco por ellos, España no los vende y regresan campeones del mundo.

Reseñas en toda Europa aparecen en las revistas cinófilas, acusando el efecto que ha producido el Gran Moloso Medieval que España nunca había exhibido.

Cualificados criadores de molosos en Europa comenzaron a pedir a España ejemplares de calidad para poder criar.

Al principio no se pudieron atender todas las demandas, ya que era bajo el número de ejemplares de calidad que se poseían.

Estos debían permanecer en España para que los nuevos criadores que iban apareciendo tuvieran posibilidades de trabajar con buenas líneas.

Se han llegado a realizar pruebas de carácter y adiestramiento, habiendo obtenido unos sorprendentes resultados. De hecho, mastines adiestrados protegen polvorines, fábricas, naves industriales y fincas.

Destacadas figuras del arte, política y nobleza  tienen mastines.

Decir que una raza "se está poniendo de moda'' parece algo banal, pero también es cierto que es el resultado de un trabajo de selección y difusión a fondo.

COMENTARIOS AL STANDARD A TENER EN CUENTA POR JUECES Y CRIADORES.

El perro Mastín Español es, para todo aquel que lo conoce, nuestro gran moloso y como tal debemos tratarlo. No existe seguramente en el segundo grupo de la F.C.I. (Perros de guardería y defensa) un animal tan armoniosamente fuerte y tan bello.

Hemos de ser conscientes que el Mastín Español es genotípicamente una raza pura, no así fenotípicamente, debido sin duda las distintas  adaptaciones al medio, alimentación y como no, a la ausencia de selección de muchos ejemplares, lo que se manifiesta en una tipología muy heterogénea.

 Aunar selección y tipos ha de ser la primera y principal mira de la raza.

La gran fuerza de nuestro moloso internacionalmente reside en su tamaño, potencia y carácter, así como en la aureola de  leyenda y realidad que rodea a esta raza que ha peleado, y aún pelea, defendiendo su ganado del lobo, animal casi extinguido en Europa.

Para conseguir este gran moloso hemos de valorar por encima de todo:

- Tipicidad racial

- Cabeza ancha, grande y fuerte, papadas bien marcadas.

- Estructuras  y aplomos correctos.

- Ausencia de ensillamientos.

- Marchas poderosas.

- Buen hueso en las extremidades.

- Costillar redondeado

- Construcción en el rectángulo

LA EDUCACION COMO FORMA DE CONVIVENCIA FELIZ

En el cuidado y educación de los perros, suelen encontrarse las costumbres más diversas, algunas hasta disparatadas.

Hay quien mantiene el criterio de que hay que dejarle hacer al animalito libremente lo que quiera, indefectiblemente se obtendrá un perro sin control e insociable siguiendo este procedimiento.

Para otros, la educación del perro consiste en el sometimiento a una rigurosa disciplina, lo que da lugar a un perro triste con sus posibilidades intuitivas absolutamente limitadas.

La norma ideal sería: Eduque a su perro de una forma progresiva y constante, de modo que se sienta feliz de obedecerle y deseoso de recibir más instrucciones.

Hay que tener en cuenta que los perros, como todo ser vivo, tienen caracteres distintos: Pueden ser sentimentales, bromistas, tímidos, indiferentes, etc, pero por regla general, si el perro se crió en un ambiente determinado y junto a personas con caracteres definidos, adquirirá los rasgos de su cuidador, y en cierto modo el nivel de inteligencia que su cuidador le hubiera dedicado.

Muchas personas son incoherentes en la educación del perro, variando según su estado de ánimo el estilo de educación y las órdenes que dan al animal. Esto, naturalmente, provoca un constante desconcierto en el perro, sobre todo cuando es joven, pudiendo llegar a alterar su inteligencia intuitiva, provocando perros neuróticos o desquiciados, imposibles de posterior educación.

Como norma general, se debe tener rigurosamente en cuenta que un perro debe ser reprendido  en el momento, siempre que cometa un error, y con el mismo criterio debe ser halagado o premiado siempre que realice algo bien hecho. Pero, insisto, tanto la reprimenda como el premio debe recibirlo en el momento del hecho, nunca pasado cierto tiempo, para no provocar un desconcierto en el animal que no llega a intuir cuál fue la causa origen del castigo o del premio.

No confundir la educación del perro con su adiestramiento. Son dos etapas y actuaciones diferentes. La educación debe empezar  lo antes posible, y desde luego, inmediatamente  después de haber adquirido el perro.

El adiestramiento requiere que el perro previamente esté bien educado y desarrollado físicamente; por tanto, el adiestramiento eficaz empezará a partir de los 10 meses, aproximadamente.

Obsérvese que deliberadamente no estoy utilizando la palabra enseñar, sino adiestrar, ya que los mejores resultados se lograrán haciendo desarrollar y perfeccionar las extraordinarias cualidades naturales que de  por si poseen los perros para determinadas actividades.

Hay perros con cualidades especificas para la caza mayor (el podenco), la caza menor (el basset), perros de compañía (lebrel), perros ovejeros y perros de guarda y defensa (mastín), objeto de este folleto.

Por tanto, los resultados más o menos satisfactorios de un adiestramiento en gran parte estarán basados en la adecuada elección del perro, cuya cualidades innatas se adapten mejor a nuestro objetivo.

Existen personas especializadas en el adiestramiento de perros para fines concretos. Por ejemplo, para usos militares, policía, perros lazarillos para ciegos y similares. Sin embargo, estos adiestramientos suelen ser largos y costosos, requiriendo una íntima y permanente relación del perro con su adiestrador.

 Entendiendo que este alto grado de adiestramiento no suele ser lo que necesita quien adquiere un mastín para compañía, guarda y defensa.

Dado que la descripción de todas las normas de adiestramiento general me ocuparía un espacio excesivamente largo, indico simplemente al propietario de un mastín que  le dedique un tiempo regular, con un trabajo paciente, puede adiestrar a su perro  un nivel más que satisfactorio.

Hay varios libros editados con normas especificas para este adiestramiento.

Recomiendo al lector que hojee algunos en cualquier librería y adquiera uno o dos de los que crea mejores. Por mi parte, deliberadamente no recomiendo ningún  título, ya que son muy numerosos los existentes en el mercado español y cualquiera de ellos puede ser bueno, dando que más importante que el libro es el  tiempo, la paciencia y las aptitudes educadoras del propietario del perro.

Unicamente hay una advertencia: en los libros o tratados sobre instrucciones de adiestramiento, encontrará el lector diferentes palabras utilizadas por el autor de cada libro para dar las órdenes al perro, por ejemplo: ''atención'' , ''adelante", ''ataca'' , ''aquí'', etc. Esto es lo menos importante. El cuidador puede inventarse las palabras monosílabos que prefiera. Tenga presente que el perro no le obedece por nuestro idioma, sino por la entonación de su voz. El perro debe acostumbrarse obedecer la entonación de su amo, larga o corta, alta o baja, suave o violenta.

 Lo importante es que el cuidador emplee siempre la misma tonalidad de voz, ya que de lo contrario desorientará al perro, aunque le esté mencionando la misma  palabra.

 Si desea que un perro no realice determinada acción, por ejemplo: hacer sus  necesidades en el hogar, subirse a los sillones, molestar durante las comidas, etc,  no se le permitirá hacerlo nunca y se le reñirá siempre cada vez que lo haga.

Con los perros pequeños o con los animales recién llegados por primera vez a nuestra casa, hay que tener un margen bastante amplio de paciencia ya que no se puede pretender que el animal aprenda un nuevo modo de vida instantáneamente. La educación básica puede durar 2 o 3 meses.

No olvidemos nunca que educar es repetir, nunca atemorizar.

Además de la paciencia hay diversos sistemas para enseñar a perros recalcitrantes

a no ensuciar la casa y hacer las deyecciones siempre en el mismo lugar, pero lo

que no debe hacerse nunca es meter el hocico del perro en sus excrementos como

escarmiento.

No por adquirir el perro excesivamente joven se le podrá educar mejor.

Recomiendo  que los cachorros permanezcan junto a su madre y en el ambiente donde nacieron hasta los dos meses de edad como mínimo.

Si adquirimos un cachorro joven, la  llegada a su nueva casa supondrá un trauma para el animal, que se sentirá solo durante los primeros días, especialmente por la noche.

Para evitar que las pase gimiendo, es recomendable dejarle dormir en nuestra habitación durante los primeros días y/o ponerle a su lado un reloj con sonido tic-tac fuerte o un  aparato de radio.

Asignarle nada más llegar un nombre y procurar que todos le llamen por el mismo desde el primer momento.

Llamarle siempre con dulzura.

La llamada del amo debe ser para el perro una experiencia feliz, por lo tanto no deberá cometerse el error de llamar al perro para reprocharle algo.

Si el perro al principio no acudiese prontamente a la llamada, tened paciencia y esperad una oportunidad en que el perro necesite algo, por ejemplo comida, pero nunca intentar golpear al perro o alcanzarle cuando se le llama y no acude, ya que esa actitud de castigo o persecución podría relacionarla con su propio nombre, dificultándose el plan de educación.

PLAN DE ALIMENTACION

No cabe duda de que la alimentación idónea era un gran problema no hace muchos años, pero en la actualidad está solucionado gracias a la calidad de muchos de los piensos del mercado.

Desde el principio hemos de elegir el más adecuado para nuestro cachorro y seguir las indicaciones del fabricante en cuanto a dosis por peso.

 En sus primeros días, más o menos  a los dieciocho, daremos a los cachorros una papilla de destete que iremos mezclando y haciendo más seca paulatinamente hasta conseguir que coman el pienso seco alrededor de los 45 días.

Hemos de ser muy prudentes con el agua para beber, pues su falta puede ser fatal para el cachorro.

El objetivo es proporcionarle todas las sustancias necesarias para su espectacular crecimiento a  través de la alimentación, evitando tener que dar cantidades ingentes de complementos vitamínicos que realmente no sabemos si alcanzan su objetivo o quizá nos propician más de un problema.

Debemos ser cautos en cuanto a su estado de peso, ya que nuestra apetencia seguramente será que sea una mole gigantesca cuanto antes, pero por el bien del normal desarrollo de sus aplomos y estructuras, hemos de evitar el sobrepeso en su época de crecimiento sobre todo. Para ello lo mejor es fomentar el ejercicio, aunque este nunca ha de ser desproporcionado o forzado.

También podemos darles algo de pan duro, además de su pienso, pues le ayudará a tener limpios sus dientes y le sacará de la monotonía alimentaria.

 Evitaremos los restos alimentarios, sobre todo los huesos de pollo o conejo que puedan astillarse y clavarse. Realmente el aprovechar estas sobras no nos va compensar el riesgo que corremos si tenemos que ir al veterinario.

PLAN SANITARIO

Un criador consciente no debe entregar sus cachorros a los nuevos propietarios antes de los dos meses.

Siendo el mastín un perro de defensa, necesita un carácter seguro y aplomado que sólo conseguirá asegurar en el ambiente donde nació, rodeado de su madre y hermanos.

 El destete ha de efectuarse de una forma lenta y progresiva.

Hasta los 6O días el cachorro puede y debe mamar, aunque ya ha comenzado a comer desde el día 16 de su vida.

El perro resulta protegido por los anticuerpos que le proporciona la leche de la madre. Debe, por tanto, tomarla el mayor tiempo posible.

El criador debe hacer frente a las primeras desparasitaciones, que serán con cualquier  antihelmíntico del mercado, preferentemente de amplio espectro, siguiendo rigurosamente las indicaciones y dosis del fabricante.

 A los cuarenta días, previa desparasitación, es conveniente poner a los cachorros la primera vacuna para moquillo y parvovirosis, llamada también “Puppy”.

Esta dosis no ha de considerarse primovacunación, dado que la inmadurez de su sistema inmune no garantiza la formación de suficientes anticuerpos como para garantizar un nivel tal, que proporcione inmunidad.

Seguramente se eliminará en breve, pero nos permite llegar a los 60 días con una razonable protección.

Es a esa edad, dos meses, que pondremos la tetravalente, es decir, moquillo, parvovirosis, leptospirosis, tos de perreras y hepatitis.

Esta dosis se contará como primera, siendo imprescindible para garantizar la inmunidad, una dosis de recuerdo a los tres meses del nacimiento y posteriormente cada doce meses, previa desparasitación, que recaerán posiblemente en la responsabilidad del nuevo propietario.

 Hasta quince días después de las vacunas, el cachorro está sensible y no conviene bañarlo ni obligarlo a ningún exceso ni ejercicio violento. Su organismo está muy ocupado en crear anticuerpos. Tampoco le conviene viajar ni cambiar de ambiente.

Después de esto y hasta el año, se le desparasitará cada 2 o 3 meses, ajustando las dosis a las indicaciones del fabricante según peso.

A partir del año, se le desparasitará cada 4-6 meses. Como norma, es conveniente repetir las dosis a los quince días, para eliminar posibles huevos eclosionados.

 La desparasitación del perro es un tema verdaderamente importante, ya que puede transmitir el quiste hidatídico. 

A  partir  de  los  4-6  meses el perro deberá ser vacunado de la rabia  y esta vacuna se  repetirá  según las normas de la  región en que vivamos.

Parásitos externos

Es muy importante la lucha contra piojos, pulgas y garrapatas.

Para evitar la aparición de estos parásitos, es fundamental la higiene, tanto en el animal, como donde duerme.

Con referencia al animal, dado que los cachorros no deben bañarse cuando aún son

jóvenes hasta quince días después de aplicarles las vacunas, se hace necesario unos buenos cepillados y fricciones con un liquido desparasitador de vez en cuando.

Cada vez que se aplique el tratamiento al perro, hay que lavar y limpiar la caseta

y sus proximidades, así como la manta o alfombra donde duerma, rociándolos después con cualquier líquido antiséptico.

GESTACION

Cuando se está aproximando el celo de la perra, es indispensable proceder a su

desparasitación  y vacunación contra el moquillo (trivalente).

A partir de los diez días después de haber quedado cubierta la perra, debe aumentarse su ración  en un 5O%.

Teniendo en cuenta la extrema  incidencia de parvovirus que sufrimos en los cachorros, es indispensable que, a los 35 días de gestación se vacune a la hembra contra esta enfermedad con vacuna de VIRUS ATENUADO, previa desparasitación.

Si la perra se mostrara inapetente, decaída o presentara exudación vaginal, se llamará al veterinario inmediatamente.

Conviene preparar el lugar donde queremos que se produzca el parto, por lo menos, con veinte días de antelación.

 Ha de ser un lugar seguro, protegido y cómodo. Pero sobre todo la perra no ha de sentirse inquieta o amenazada.

Procuraremos llevarla a ese lugar para que se familiarice y lo “elija” como idóneo con tiempo suficiente.

PARTO

Entre los 60 - 64 días de gestación, debe presentarse el parto.

La temperatura de la perra baja a 37 grados, se muestra inquieta, jadeante, hace hoyos en la tierra y deja de comer generalmente unas horas antes del comienzo del parto.

Durante el parto debe tenerse un frasco de CARDIAZOL disponible y hacer ingerir  a la perra 20 gotas si se la viera muy agotada.

Durante el parto y las 24 horas siguientes, solo se ofrecerá a la perra leche con yema de huevo cruda y sin clara y un poco de azúcar (una yema y una cucharada de azúcar por litro de leche).

 Posteriormente al parto es absolutamente necesario introducir en la vagina un cuarto de pastilla de TERRAMICINA ESPUMANTE (de las usadas  con las vacas) para evitar posibles infecciones posteriores, muy frecuentes en las perras.

 A partir de las 24 horas después del parto, la perra deberá disponer de su comida  habitual y leche a discreción.

Si se mostrara inapetente, puede ser síntoma de  infección. En ese caso se acudirá al veterinario aunque no presente fiebre, ya que  las infecciones de matriz, a veces mortales, se presentan en ocasiones sin fiebre.

 Durante los 4 días siguientes al parto, es muy conveniente darle a la hembra 25 gotas de METERGIN 3 veces al día, le ayudará a expulsar restos que pudieran quedar en la matriz y a que ésta se contraiga.

 

Es conveniente lavar las ubres de la perra cada 2 o 3 días, desde el parto hasta 20 días después, con agua tibia jabonosa, aclarando y secándoselas después.

Esta misma medida higiénica se realizará en sus genitales,  así como las lanas que las rodean, y el rabo.

A los 50 días del parto, la perra volverá a su régimen de comida habitual.

CUIDADOS DE LA CAMADA

Durante el parto conviene estar atentos para cuidar a la perra y cachorros en todo momento.

Si algún cachorro no puede salir con facilidad, debe tirarse suavemente  de él.

Si la perra, por cansancio pierde reflejos y no rompe con presteza la bolsa que envuelve al cachorro, debemos hacerlo nosotros y aproximárselo, para que  lamiéndolo lo reanime.

 En algunos casos tendremos la impresión de que el cachorro está muerto, pero es  frecuente observar que cobra vida y comienza a gritar y moverse después de unos  minutos. Podemos coger delicadamente al cachorro, colocarlo sobre la palma de  nuestra mano y frotarle enérgicamente el lomo con un trapo seco, nunca en la  parte del vientre, zona sumamente delicada por encontrarse un trozo del cordón umbilical colgando.

Si algún cachorro sangrara por el ombligo, debe ofrecérsele a la  madre para que siga lamiendo, dándole a continuación unos toques con agua  oxigenada.

Debe darse al ombligo de todos los cachorros unos toques de yodo dos veces al día durante los primeros cinco días.

       

 En los primeros días hay que ayudar a los cachorros más débiles acercándolos a la teta de la madre para que mamen y tomen los calostros.

También es conveniente  darles unas chupaditas con un biberón de agua azucarada,  o  glucosa.

 Si se tuviera la certeza de que en el lugar donde ha nacido la camada ha habido  anterior y recientemente contagio de moquillo, parvovirus, etc. convendría poner a  todos los cachorros a los 7 días de su vida una vacuna de sarampión infantil de  humana (ya que para perro no existe). El perro nunca va a padecer el sarampión, pero esta vacuna bloquea la posibilidad de otras enfermedades caninas.

 Si la camada es de más de seis cachorros, deberemos buscar una perra nodriza,  eliminar los cachorros restantes o dar biberones a partir del quinto día.

 Este  biberón ayudará en la crianza mixta, y a ser posible se realizará con leche maternizada para perros huérfanos.

 Se administrará  según las instrucciones del fabricante, con sumo cuidado para que la leche no sea aspirada por los cachorros pues podría ser fatal para ellos.

Los cachorros de camadas numerosas, no podrán alcanzar la talla y peso adecuados, si no se actúa de la forma indicada.

Transcurridos los 15 primeros días se deben cortar cuidadosamente las uñas de las patas delanteras para que no   arañen las ubres de la madre, y ésta le dé de mamar con más gusto. Esta precaución se repetirá a los 30 días.

 Todos los cachorros de la camada deben comer juntos en sus comederos bajos y amplios. Si alguno no se acerca a comer podría estar incubando alguna enfermedad o es tímido. Investigue la causa.

 Tramitada la documentación en la Real Sociedad Canina y tatuados los cachorros  en la oreja derecha, la camada está en situación de abandonar a su madre, en  buenas condiciones, que será la base de su salud futura y la tranquilidad de sus  nuevos dueños.

 Cada cachorro deberá acompañarse de la documentación oficial correspondiente, firmada por el criador.

El nuevo propietario deberá hacer la transferencia en la Real Sociedad Canina, quedando así el perro oficial y definitivamente a su nombre.

A partir del año de edad, el propietario deberá acudir a una exposición con la  documentación del mastín, requiriendo de un juez especialista o de un juez de  razas españolas, que le efectúe la confirmación de pureza y biotipo, averiguando así  la categoría de su perro.

 Póngase el propietario en contacto con el criador y éste le dirá  como y donde deberá confirmar a su perro.

 También es muy conveniente realizar la radiografía  de displasia a partir del año  de edad, la cual nos indicará, según el grado, el cruce adecuado en este sentido,  tratando así entre todos de eliminar o disipar este terrible mal que afecta, por  desgracia, a una gran mayoría de mastines.

Este tema es de vital importancia. Se calcula que actualmente el indice de displasia que sufre nuestra raza anda por el 90%, en cualquiera de sus grados.

Además, gran parte de los mastines que son libres de ella, recuerdan más a otras razas,  tipo el Anatolian Karabash, es decir, con hueso escaso y costillares estrechos.

El hecho de adquirir un cachorro a un criador responsable, no quiere decir que le va a proporcionar un ejemplar libre de displasia, ya quisiera él saber donde se pueden conseguir, sino que en caso de que el cachorro no sea un animal sano, y que pueda hacer vida normal, e incluso pueda ser utilizado en reproducción o exposiciones, le será entregado otro, y ver si entonces hay más suerte. No es la solución ideal, pero es una forma de compartir esas situaciones no deseadas. Pero hay que ser conscientes de que esta raza goza de innumerables problemas, sobre todo hereditarios, causados por una heterocigosis brutal y la utilización de todos los ejemplares, idóneos o no, en crianza.    

ALOJAMIENTOS RURALES

Es curioso observar la disparidad de criterios existentes en el acondicionamiento del

local o caseta donde debe alojarse un perro.

 Desde animales mullidamente colocados en una canastilla situada en el mejor lugar de la casa, hasta pobres perros atados a un árbol sin la más mínima protección contra la intemperie.

Dando por supuesto que los perros alojados dentro de pisos o casas no tienen generalmente ningún problema, o si lo tienen es por exceso de comodidad, nos vamos a referir brevemente en este trabajo al alojamiento de los perros rurales, que por necesidades de su misión, deben permanecer fuera de la vivienda humana.

La caseta de los perros debe ser holgada. Como orientación debe tenerse en cuenta

que el perro debe poder estirarse completamente.

Ha de calcularse el espacio suficiente para el caso en que tenga crías.

La construcción más recomendable es a base de ladrillo hueco doble, enfoscada de

cemento liso, tanto por el interior como por el exterior.

En lugares de frío extremado es conveniente construir la caseta con doble pared de ladrillo, dejando una cámara de aire intermedia.  Un aislante en el techo también es recomendable.

El pavimento debe ser de cemento, con una ligera inclinación para facilitar la salida de líquidos, especialmente el agua de la limpieza, que debe hacerse todas las semanas.

 Es muy importante que el suelo no tenga humedad y para ello es necesario construir la caseta ligeramente elevada sobre el terrero, echando una capa de por lo menos 10 centímetros de grava para que el suelo de cemento quede perfectamente aislado de la tierra, única garantía de que no se producirá humedad por capilaridad.

 Encima de ese cemento se colocará siempre una tabla de madera, levantada por unos listones de unos dos o tres centímetros.

Con independencia de darle la forma que estéticamente convenga, debemos destacar que el viento es uno de los factores más perjudiciales para el perro, especialmente en invierno. Por ello, las casetas con una amplia abertura central que sirve de puerta no son recomendables.

Nuestro consejo es dejar la puerta en un lateral y construir un tabique adicional formando un pasillo de entrada. De esta forma, ni en los peores días de invierno, el viento afectará al interior de la caseta.

Es  conveniente  efectuar  cada  mes  una limpieza, desinfección y encalado de la perrera.

En el caso que nos ocupa de los mastines, las casetas pueden tener una altura  de 1,80 metros, lo que permite la entrada del cuidador dentro de la misma.

En las casetas grandes conviene abrir una ventana situada a más de 1,5 m. del suelo y colocada en el parámetro donde se encuentre la puerta, para evitar corrientes de aire internas.

El cemento del suelo hay que cubrirlo con una ''cama " adecuada. Generalmente, la

más barata y fácil de encontrar es la paja, que además es muy buen aislante.

El  grueso de paja en el suelo debe alcanzar unos 10 cms.

Debe reponerse siempre que esté húmeda y cada vez que se efectúe la limpieza de la caseta.

Alrededor de la caseta construiremos una acera de 50 cm. con pendientes al exterior  para evitar humedad en  paredes.

El lugar donde se encuentre la caseta debe ser soleado pero disponiendo también de

sombra para protección durante el verano.

Lo mejor es que tenga próximo algún árbol de hoja caduca (acacia, chopo, etc).

Cuando el perro debe permanecer amarrado permanentemente en un lugar determinado, no se le debe dejar  a un punto fijo.

Es muy lamentable ver perros que se pasan prácticamente toda su vida atados a un frutal o sujetos con una corta cadena a la puerta de la caseta.

 Además, esta costumbre provoca innumerables trastornos psíquicos en el perro y es causa de frecuentes problemas.

Dad siempre al perro una libertad de movimientos, aunque sea limitada.

Para ello se le puede construir un cercado de tela metálica delante o alrededor de su caseta, dejándole aproximadamente 25 m2  mínimos de superficie donde puedan moverse libremente.

Otra solución es sujetar al perro con una cadena, de poco peso, con uno o dos metros de longitud máxima para que no se enrede, en cuyo final haya una fuerte argolla que se deslice a lo largo de una sirga de acero colocada sobre el suelo y sujeta firmemente en sus dos extremos.

Esta sirga puede tener  de 10 a 50 metros de longitud, permitiendo al perro suficientes desplazamientos y cambios de posición para buscar el sol o la sombra.

La sirga puede quedar  tendida atravesando un camino o cruzando una puerta, con lo cual el perro efectúa una vigilancia completa y no interrumpe el paso de personas o vehículos que transitan libremente pisando la sirga.

Este sistema tiene además la ventaja de que el perro dispone de espacio suficiente para hacer las deyecciones en lugar apartado de la caseta.

 También el bebedero debe colocarlo en lugar que no ocasione humedad en las proximidades de la caseta.

El  terrero frecuentado por el perro, bien se trate de cercado, o bien a lo largo de la sirga  debe ser limpiado, desinfectado a fondo y removido al menos una vez cada seis meses.

Es fundamental para su mastín que se desplace y viva sobre suelos naturales, tierra, hierba, etc, Evite el cemento en el suelo donde se mueva, al menos el primer año de vida.

VALDEJERA